Ignacio Marín, Militante de la Secretaría de Memoria del PCE Madrid
Las huellas del fascismo en las calles de nuestro país parecen indelebles. El mismo odio lacerante que sepultaba ideas en cunetas es el mismo que vaga ahora por nuestros pueblos y ciudades. Contaminando el debate e inoculando de nuevo la semilla del enfrentamiento al diferente, al pobre, al desposeído.
Para desgracia de aquellos que soñaban con ideas de justicia social, de igualdad, de feminismo y de pluralidad, el problema no es ya que pasaran, sino que nunca se fueron.
No se fueron, siguen siendo ellos. Son los mismos que destruyeron a martillazos de odio el reconocimiento a los represaliados por la dictadura del Cementerio de la Almudena. Son los mismos que cubrieron de esvásticas el monumento a las Brigadas Internacionales de Vicálvaro. Son los mismos que pintaron de ignominia el mural feminista de Ciudad Lineal, precisamente el 8 de marzo. Y son los mismos que llevan ahora al Congreso la equiparación del nazismo con el comunismo. Una ocurrencia lisérgica nacida con todo el revanchismo y la frustración de aquellos que quieren justificar los crímenes del fascismo al mismo tiempo que borrar los atisbos de coto a sus privilegios.
Toda ideología tiene sombras y el comunismo no es una excepción. Los comunistas somos los primeros que debemos ser críticos y denunciar las derivas totalitarias, el uso indiscriminado de la violencia y todo el dolor causado en nombre de unas ideas que fueron pensadas precisamente para acabar con la dominación del ser humano por el humano.
Pero también, los comunistas hemos de reivindicar un legado de lucha por las libertades y contra las tiranías. ¿Acaso no fueron soldados y partisanos comunistas los que liberaron a Europa de las cadenas del nazismo? ¿Acaso no fueron comunistas la principal oposición democrática al franquismo, una osadía que pagaron a menudo con su sangre? ¿Y no fueron comunistas los que, terminada la dictadura, abogaron por la reconciliación nacional mientras que en la calle seguía siendo gratis matarles?
No existe ninguna ideología que se haya enfrentado tanto como el comunismo contra los abusos del capital, las desigualdades de un mundo injusto y los desmanes de un capitalismo voraz e insaciable.
Es hasta lógico que la derecha reaccionaria sacuda este debate en una situación que quieren aprovechar para desmantelar todo lo público y perpetuar los privilegios. Es, precisamente en estos momentos, cuando hemos de reivindicar nuestro legado y enarbolar las ideas que combaten la injusticia. Porque la Historia nos ha enseñado que somos una herramienta poderosa para acabar con el fascismo y el nazismo. Porque ha llegado el momento de que se vayan de una vez de nuestro país.